«A veces, cuando estoy en la línea de salida de una carrera,
me pregunto qué hago ahí, pero en otras ocasiones reconozco que
realmente merece la pena continuar como atleta en activo»
Ana Isabel Gómez.
Avilés, Juan C. GALÁN
Noche y día. Sol y lluvia. Calor, frío, granizo. No importa. Ana Isabel Gómez, Anina para los que la conocen de largo, abandona impenitente sus muchas obligaciones diarias por unas horas, para abandonarse a su auténtica pasión: correr. Lleva toda la vida haciéndolo. Si se sometiera la pista de ceniza del estadio Suárez Puerta a una suerte de tratamiento que sacara a la luz todas las huellas de los que por allí pisaron, más de la mitad serían de Ana. Ella es ya parte del paisaje avilesino. Entonces en el vetusto estadio, ahora por los parques y espacios abiertos de la ciudad, ella simboliza el auténtico deporte popular. Veintiocho años atrás, cuando correteaba por los prados de Corvera, su concejo natal, lo hacía con el mismo objetivo que hoy en día: divertirse. Nunca tuvo urgencia por triunfar. Como los cazadores masai por la altiplanicie keniata, Ana corre para sobrevivir.
-Acaba de proclamarse subcampeona de Asturias de cross. ¿Que título hace en su carrera?
-Llevo unos cuantos campeonatos de Asturias en todas las categorías, alguna que otra medalla en campeonatos nacionales, pero no podría decir cuántos.
-Alguno habrá sido más especial que otro.
-El más importante fue el de campeona de España por equipos de cross en categoría juvenil. Fue en los ochenta, con la Atlética Avilesina. Recuerdo que el conjunto lo formábamos Nélida, Isabel, Silvia, Elena, Pilar y yo. No me pida los apellidos, porque no los recuerdo. Éramos un gran equipo. En el plano individual, sin duda el subcampeonato juvenil de cross en Santa Coloma de Gramanet.
-¿Cuántos años lleva corriendo?
-Corriendo, toda la vida. De forma seria, desde los 8 años y ahora tengo 36.
-¿Cómo fueron aquellos comienzos?
-Mi primer recuerdo es acompañar a mi padre y a mi hermano a un prado de Las Vegas y correr sin parar. Me lo tomaba como un juego. Tiempo más tarde, acompañé a mi madre a una asamblea de la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Mateu de Ros de Las Vegas, donde yo estudiaba. Estaban hablando de las actividades extraescolares y cuando oí la palabra atletismo, grité: «¡Mamá, apúntame a eso!». Y hasta hoy.
-¿Su primer entrenador?
-Fue Alfonso Rodil. A los que destacaban los cedía a la Atlética Avilesina. Eso hizo conmigo. Fue entonces cuando empecé con Carlos Alonso, que aún hoy es mi entrenador.
-¿Y qué vieron en usted?
-Era, y soy, muy constante y muy honesta en mi trabajo. De hecho, no hace falta que entrene en presencia de Carlos, porque sabe perfectamente que cumplo todo lo que me programa.
-No sólo acaba de triunfar en el Regional de cross, sino que también se ha adjudicado su tercera «San Silvestre» avilesina. ¿Hay Anina para largo?
-No podría decirle. Cada día en este deporte es absolutamente distinto al otro. No voy a negar que en determinados momentos me apetece retirarme. Hay veces que, cuando me veo en la línea de salida, me pregunto «Pero, ¿qué hago yo aquí?». Pero en otras ocasiones reconozco que merece la pena seguir en la brecha. Prefiero no ponerme límites ni metas.
-¿Qué ha cambiado con respecto a su juventud?
-La vida ha cambiado. Ya nada es como entonces. Antes practicaba todas las distancias. He hecho hasta relevos pero, sobre todo, hacía fondo en pista. Ahora ya no puedo. No tengo el tiempo necesario como para estar todo el día entrenando. Estoy casada, tengo un trabajo bastante exigente y entreno cuando buenamente puedo, aunque siempre saco un rato.
-¿Cree que, de habérselo propuesto, hubiera sido una deportista de élite?
-No lo sé. Desde luego, no me arrepiento de nada. En un momento de mi vida tuve que elegir entre el atletismo y los estudios, y elegí los segundos. Creo que acerté. Me encantaba estudiar. De hecho, cuando se aproximaban los exámenes yo no iba a entrenar. Gracias a aquella decisión, hoy tengo un trabajo y una preparación. Además, hace 18 años, ¿cómo alguien podía dedicarse en exclusiva al atletismo? Yo nunca tuve becas. El atletismo no era el objetivo de mi vida.
-Use su experiencia y dígame qué cambiaría del atletismo actual.
-Todos los esfuerzos deben ir encaminados a fortalecer la base. Pero,
sobre todo, eliminar esa obsesión por potenciar sólo al primero
o al segundo y despreciar al resto. Desde luego que los mejores deben tener
atenciones pero, a veces, un séptimo o un octavo pueden llegar a ser
campeones si se les sabe trabajar. Si se les da la espalda, se desmoralizarán
y terminarán por dejar el atletismo.